lunes, 13 de diciembre de 2021

El único pueblo “peatonal” de la Argentina

 por Alberto Tito Gastaldi


Tres en Viaje 

(Tito Gastaldi, Ma. Emilia y Ma. Florencia Gastaldi Figuerola)

Hotel La Cumbrecita

Esculturas de gnomos en madera

Casa del fundador del pueblo

Cartel en el ingreso al pueblo

Capilla

Calle principal

Arroyo

            En medio de las sierras de la provincia de Córdoba, a poco más de 100 km. de la ciudad capital, se encuentra un pequeño poblado fundado por inmigrantes alemanes en 1934, el que debido a su ubicación en el llamado Cerro Cumbrecita, toma ese nombre para sí.

            Junto al cordón de las Sierras Grandes, que separa los valles de Traslasierra al Oeste y el de Calamuchita al Este, en un área que sólo poseía una vegetación rala y escasa, con algunos  arroyos y cascadas, alejada de todo lugar habitado pero con un gran potencial, el Dr. Helmut Cabjolsky adquiere unas 500 hectáreas que se dedica a forestar con la ayuda de su familia. Para llegar hasta allí se debía andar a lomo de mula o caballo unas tres horas desde Los Reartes, la posta para recambio de equinos más cercana. Sin embargo, ello no fue un impedimento para que este visionario y emprendedor se dedicase con ahínco a la tarea que se proponía llevar a cabo.

            Helmut y sus cuñados se instalaron en carpas, trazaron el camino de acceso, plantaron innumerables pinos y crearon un vivero. Un año después construyen la primera casa con adobe para que sirviese como lugar de vacaciones para la familia. Sin embargo, pronto otros familiares y amigos comenzaron a acudir al lugar despertando un interés creciente, lo que llevó a que la casa se transformase en una hostería al cabo de unos años.

            Estos hechos animan al Dr. Cabjolsky a realizar un loteo y a uno de sus hijos a trazar el plano del futuro poblado. En los 40 comienzan a edificarse las primeras casas particulares atrayendo a otros inmigrantes alemanes que le van dando a la novel villa un carácter tirolés.

            Poco a poco los veraneantes fueron sintiéndose atraídos por este lugar pese a que debían realizar un trayecto de más de 40 kilómetros por sinuosos caminos de ripio para llegar a ella desde Los Reartes o Villa General Belgrano. Los atractivos son múltiples: el paisaje encantador, los arroyos con sus cristalinas aguas y algunas cascadas, las construcciones similares a las que se hallan en los Alpes, la antigua capilla, las actividades al aire libre de turismo aventura.

            A fin de preservar este bello lugar, el área ha sido declarada Reserva Natural de Uso Múltiple por ley provincial Nº 8476 de la provincia de Córdoba y, desde 1996, Pueblo Peatonal, impidiéndose el ingreso con vehículos motorizados; sólo algunos vehículos eléctricos trasladan a los turistas con algún impedimento para movilizarse hacia los hoteles y atractivos del lugar. Los vehículos a motor deben dejarse en la playa de estacionamiento que para ese fin se ubica antes de ingresar al poblado.

            Ello agrega otro encanto más al pueblo resultando sumamente grato deambular por sus calles y senderos, llegar a la cascada, a la olla, observar las casas con sus típicos balcones y maceteros de madera rebosantes de flores. Y para que el deleite sea completo, degustar los platos tradicionales de la comida centroeuropea y, en especial, su pastelería.

            Las vistas panorámicas, la paleta de colores, el aire fino de las sierras harán que sea una visita inolvidable.

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